La política neoliberal de Estados Unidos.
La política exterior norteamericana durante el gobierno de Reagan,
al menos durante los seis primeros años, se trató de dar
énfasis al excepsionalismo del pueblo norteamericano, a pesar
de que en esos momentos no existían elementos que pudieran fortalecer
cierta posición, ya que se había pasado por la amarga experiencia
de la derrota de Vietman y la humillación en Irán. Ponía
especial énfasis en que los Estados Unidos era una tierra especial,
cuya historia y destino también especiales, que era una ciudad sobre
una colina y que sus pobladores deberían considerarse como el pueblo
elegido por Dios. Así debía entenderse como la tierra prometida
y a su gobierno como la última esperanza en la tierra.
Cuando Reagan llega
al poder, los Estados Unidos atraviesa la peor de sus crisis internacionales;
la crisis petrolera, la crisis del Medio Oriente, Irán y Libia,
Nicaragua y Granada. La doctrina que se aplicó para tratar de solucionar
estas crisis fue: Siempre hemos sido el número uno, a pesar y de
la enemiga y poderosa Rusia atea; vamos a reconstruir nuestro big stick
de tal manera que nunca Estados Unidos vuelva a hablar en tono suave. Esta
crisis fue el resultado del enfrentamiento con los vietnamitas, coreanos,
camboyanos, árabes, cubanos y nicaragüenses que rompieron las
cadenas y se liberaron.
Enfrentamiento con la Unión
Soviética. La administración Reagan buscó reafirmar
su dominio en el hemisferio, esto es, en América Latina y
en particular en Centroamérica. Ya que el país no podía
permitir que existieran regímenes marxistas en su esfera de
influencia. Para el logro de estos objetivos se siguieron principalmente
dos estrategias. La primera fue la expanción de su poder económico
capitalista, pues se pensaba que con la inversión, la transferencia
de tecnología, el comercio y el entrenamiento , además de
ayudar a la vida económica, podría ser uno de los medios
más efectivos para acercar a América Latina a los Estados
Unidos. El milagro del mercado, no solo fortalecería los vínculos
con América Latina, sino que proporcionaría a estos países
la ayuda que necesitaban desesperadamente.
La segunda fue el
perfeccionar políticas de contención que se habían
empleado con éxito en la época posterior a la Segunda Guerra
Mundial. El presidente trataba de seguir el modelo usado por Truman y Eisenhower
en europa, sólo que esta vez la lucha sería en el hemisferio
occidental. Casi inmediatamente al asumir el poder, Reagan comenzó
a fortalecer la presencia militar en América Central y el Caribe
y alentó a sus aliados en la región a modernizar sus fuerzas
armadas. Así, el presidente estaba convencido de que el comunismo
podía ser contenido mediante un importante crecimiento militar que
mostrara a los revolucionarios izquierdistas y a sus patrocinantes que
los Estados Unidos intentaban seriamente detener su penetración
en su esfera de influencia.
El aspecto más
significativo de la política de contensión de Reagan hacia
América Central y el Caribe fue que en gran medida era de naturaleza
ofensiva. La contención de la Unión Soviética de Europa
de posguerra había intentado enfrentar la agresión comunista
con fuertes alianzas militares como la OTAN y un compromiso de reconstruir
los países debastados de la guerra. Pero en América Central
y del Caribe, la administración transformó la contensión
en una estrategia que trataba de desestabilizar a los gobiernos precomunistas
y si era posible alejarlos del poder. Bajo esta optica, los Estados Unidos
no permitirian una tercera cuba en Granada ni en ninguna parte de la región.
Por lo tanto, el medio más popular de responder a una amenaza comunista
fue canalizando asistencia militar a naciones que estaban amenazadas por
la revolución o limitaban con países de los que podría
expanderse la revolución. Así, los Estados Unidos enfrentaron
no sólo a revolucionarios bien armados y a satélites comunistas
que amenazaban el balance de poder de la región, sino que también
desafiaron la posición como vendedores de armas a América
Latina de parte de los británicos, los franceses, los israelíes,
los alemanes occidentales y, por supuesto, los soviéticos.
Tras este objetivo,
la administración Reagan reactivó el uso de la ayuda militar
como herramienta de la política exterior cuando comenzó a
reconstruir sus vinculaciones con los regímenes autoritarios y decidió
detener la difisión de la revolución izquierdista de América
Central. La ayuda militar norteamericana a los países latinoamericanos
se distribuyó por medio de tres programas importantes:
- Ventas Militares Extranjeras
(FMS), programa por el cual se distribuían armas y equipo.
- Programa de Ayuda Exterior
(MAP), que otorgaban o prestaban artículos de defensa, servicios
y entrenamiento a gobiernos extranjeros.
- Programa de Educación
y Entrenamiento Militar (IMET) que proporcionaba fondos para el entrenamiento
y la educación profesional de militares extranjeros y personal civil
relacionado.
Los Estados Unidos
no limitaron sus esfuerzos contra el comunismo, ya que agregaron
un componente de propaganda a su arcenal de contención en la forma
de una estación radiofónica llamada Radio Martí. Con
esta el gobierno norteamericano empezó a contratacar la propaganda
cubana que esta había enviado hacia América Latina, en donde
el gobierno norteamericano proporcionó al pueblo cubano y a otros
posibles oyentes una nueva programación con la perspectiva norteamericana,
enviando información sobre su gobierno, información que ellos
no recibían mediante su sistema de gobierno.
Un logro importante
en esta administración es la negociación Estados Unidos -Unión
Soviética, en materia de disminución de concesiones sobre
armamentos y a poner fin a muchas actividades perturbadoras de los agentes
soviéticos en el tercer mundo, lo cual trajo como consecuencia a
corto plazo, la disolución del imperio soviético en la Europa
Oriental. Los rusos se retiraron de Afganistán y reconocieron que
su intervención había sido un error. De ahí se desprendieron
varios logros norteamericanos, entre ellos fueron las cinco reuniones cumbre
entre Gorbachov /Reagan. La más provechosa de ellas fue la tercera,
realizada en Washington, en diciembre de 1987, en donde firmaron el Tratado
sobre Fuerzas Nucleares Intermedias.
El papel de la administración
de Reagan a pesar de todo, no fue bueno, ya que en Medio Oriente, no pudo
continuar con los logros de la administración pasada, el caso de
Campo David, aun y cuando se sigio la línea de las administraciones
pasadas, fue incapaz de solucionar los problemas que se sucitaba en esa
parte del mundo ( Problema Palestino, de limitar el terrorismo o de someter
a los estados más belicosos del Medio Oriente).
En cuanto a la administración
Bush, se dice que su primer año de gobierno trajo beneficios
a las naciones, ya que con el fin del imperios soviético y la aceptación
generalizada de los derechos humanos permitió que se desatara la
nueva ola democrática que, con una diplomacia cauta, había
permitido el desarrollo de estos sucesos y con ello, una aparente calma
internacional.
Las relaciones con la Unión
soviética siguieron aumentando en medida que se realizaron reducciones
unilaterales de sus fuerzas armadas, retiraron tropas de sus antíguos
satélites y se reorganizaron posiciones ofensivas. Uniendo esfuerzos,
se propusieron montar la conferencia de paz de Medio Oriente, realizada
el 9 de septiembre de 1991, en Helsinski. La cual fue la un logro muy importante,
pues simbolizó la cooperación entre estos dos antigos adversarios
para tratar la invasión a Kuwait por parte de Irak, la cual fue
la primera crisis posterior a la guerra fría. A partir de esta guerra
Estados Unidos se proclama el gendarme internacional, ya que asegura que
es el único país con la capacidad militar para evitar un
conflicto de gran escala. Y antepone la necesidad moral como país
de mantener un orden mundial basado en el respeto de valores universales.
La política
norteamericana del llamado Nuevo Orden Internacional continuó con
la directriz intervencionista, que bajo el esquema de defensa de valores
universales, paz y seguridad internacionales, así como la defensa
de sus intereses y la de sus ciudadanos, interviene en diciembre de 1989
a Panamá y derroca al gobierno de Antonio Noriega, sustituyendolo
por el gobierno democrático de Guillermo Endara. De ahí parte
una larga cadena de intervenciones, que en el caso de Irak (2 de agosto
de 1990), Estados Unidos demostró su gran poderío militar
y mostró una desconcertante imagen del presidente. Por una parte
reunió una gra coalición militar internacional y presidió
la formulación de un plan de batalla bien concebido para contrarestar
a Irak (Operación Tormenta del Desierto). Y por otra, jamás
sustentó, de manera convincente, que fuera necesaria tanta fuerza
militar. Y para justificar sus acciones tuvo que actuar a través
de las Naciones Unidas, la cual justificaría sus acciones dandoles
valor jurídico con sus resoluciones. El objetivo estrategico norteamericano
no fue la invasión en sí a Kuwait, sino más bien fueron
los intereses económicos en la zona (petróleo).
Una manera de elevar
el orgullo norteamericano en las administraciones de Reagan y Bush fue
la utilización de los medios de comunicación y el empleo
de la cultura anticomunista. Un caso importante de resaltar fue la industria
del cine estadounidense, en donde se trataba de mostrar al mundo una Norteamérica
victoriosa. Bajo este claro mensaje de lo que fue la cultura predominante
norteamericana se exaltó: el ejercicio de la violencia, en
todos sus matices y formas, para hacer un llamado por la paz y democracia
y pretender imponer la paz con más violencia.
Sin embargo, los problemas
a los que se han tenido que enfrentar las últimas administraciones,
tanto de carácter interno como externo, ha marcado una disminución
de su influencia y presencia en la política y en la econmía
internacional para hacer frente de manera exitosa a los nuevos deterioros
que se desarrollan en el nuevo orden mundial. Su déficit económico
ha buscado la manera de recurrir a una nueva estrategia de política
exterior que le permita continuar con los mismos lineamientos que su interés
nacional le exija. Es así como busca elevar valores a rango universal
para seguir manteniendo su hegemonía en el mundo.
De ahí que
la agenda de política exterior de William Clinton tenga que ver
solución de conflictos, ejerciendo el papel de policía mundial,
de árbitro y calificador de democracias y de la utilización
de la cooperación internacional para lograr ciertos intereses particulares.
En nombre de la ayuda humanitaria se avanza en el control de los países,
que más tarde podría utilizarse con otras finalidades. Muchas
de las políticas norteamericanas, como la asistencia humanitaria
o la defensa de la democracia favorecen el control de los países
de la periferia mundial, a la vez que impiden que las propias regiones
estructuras de autoayuda. Además, el canalizar esta ayuda
humanitaria y de defenza de la democracia a organismos internacionales
más democratizados (como debería ser el caso de Naciones
Unidas) disminuiría los gastos de Estados Unidos dentro de la organización,
pudiendolos ocupar para otros aspectos.
Bajo este esquema,
el secretario de Estado W Chistopher estableció en noviembre de
1996, los principios básicos que guiarían la política
exterior estadonidense, los cuales a su vez, son una estrategia de prevención
de conflictos.
- Uno de los principios básicos es el apoyo a la democracia y los
derechos humanos;
- otro principio básico es el fortalecimientos de las instituciones
que brindan una base duradera a la paz y la prosperidad mundial;
- Otro principio clave es la función central del liderazgo y participación
de Estados Unidos, ya sea de manera de mediación estadounidense
en conflictos, fortaleciendo el papel en la economía global, o con
la lucha contra las amenazas transnacionales de la proliferación
nuclear, la delincuencia, el terrorismo o la degradación ecológica.
- la cooperación con los países aliados como elemento vital
para evitar conflictos.
En cuanto a ejecusión
de la política exterior, Estados Unidos han firmado el Nuevo programa
Trasatlántico (NTA), comprometiendose con la Unión Europea
a trabajar en 150 temas específicos de cooperación, incluso
en materia de diplomacia preventiva. De igual manera, desarrollan nuevas
formas de cooperación en apoyo del desarrollo democrático
en Nicaragua, El Salvador y México; fortalecen el nuevo gobierno
en Haití; adelantan la sociedad civil en la región andina
y Guatemala; y cooperan en asuntos de medio ambiente en los nuevos estados
Independientes y en Bulgaria, y en la salud y población en Asia
y en el Medio Or iente. Además, han establecido una centro de adistramiento
policial internacional para las fuerzas policiales de Europa Central y
oriental, y participan en acciones conjuntas contra las drogas en el Caribe.
En materia militar,
E.U y sus principales aliados de la OTAN trabajan diplomáticamente
para impedir la erupción de tensiones históricas. Y para
lograrlo, han enviado un claro mensaje a los Estados de Europa Central
y Oriental de solución de tensiones históricas, para que
así puedan disfrutar de los beneficios que les ofrece la región.
En lo referente al conflicto Bosnio, Estados Unidos mantiene (desde noviembre
de 1996) una fuerza militar en Bosnia que se mantendra hasta mayo de 1998,
para mantener la estabilidad en la zona.
Una de las nuevas
propuestas del gobierno actual es la de crear una fuerza de intervención
para tratar los conflictos Africanos. En la iniciativa denominada Fuerza
de Respuesta a la Crisis Africana (ACRF), Estados Unidos procurará
formar una asociación con Africa, Europa, las Naciones Unidas, la
OUA y otras entidades para aumentar la capacidad de las fuerzas armadas
africanas para responder a las crisis internacionales. Esta esta basada
en las iniciativas actuales de mantenimiento de la paz en Africa
y en todo el mundo. En ella se incluyen programas como la Asociación
para la Paz con las Naciones que pertenecían al desaparecido Pacto
de Varsovia.
Además de trabajar
con los aliados, las Naciones Unidas y organizaciones privadas, Estados
Unidos también participa por propia iniciativa en el manejo de conflictos
y diplomacia preventiva, por ejemplo Irlanda del Norte y en el Oriente
medio, donde administraciones sucesivas han efectuado diplomacia viajera.
Esta última parte del planeta es de vital importancia para Estados
Unidos, ya que de esta zona se pueden desprender los conflictos importantes
que afecten la paz y seguridad internacional.
Como hemos visto en
las administraciones Reagan, Bush y Clinton resaltan como elementos esenciales
la seguridad económica y militar, la lucha contra las amenazas y
el trabajar en favor de los gobiernos democraticos.